pero hoy es distinto y te sientas a mi lado como antes cuando viajábamos sin prisa
a través de bosques y maizales en esas noches
de faros encendidos en busca del océano
Y digo yo que dónde te metes, que llevo unos días que no te veo, que mi balcón es una garita que vigila tu sombra y mira que ya sé que dijiste que no sé cariño que no sé, que te abrazo en la penumbra y no distingo dónde empiezas y dónde termino y ya sé que esto nos queda grande y que no es el momento pero es que nunca es el momento para saltar al vacío y hacer la compra como si nada, que ya lo sé, pero es que el tiempo se está acelerando como un loco, que acojona no saber adónde quiere ir con tanta prisa y el pelo revuelto si al final nos dan las hipotecas para cuarenta años que parecen, en definitiva, diez, mira, ahora recuerdo mi infancia que parece que fue ayer y maldita la gracia que me hace recordarla, y cuando llegue la hora de dejar de recibir las putas facturas yo ya seré tan vieja y tendré las tetas tan caídas que no querrás ni mirarme con tu barriga y tu mal aliento y entonces la vida sí que ya no tendrá ningún sentido y tendremos que coger el coche, y pelearnos otra vez por ver quién conduce y llegar al mar al mar donde se hunden todas las cosas, y ahogarnos definitivamente, por fin el vacío, como en la canción de mar adentro de los Héroes que por cierto, aún no sé si te gusta esa canción o no y mira que es una de mis favoritas, y en definitiva, esto debe ser importante a la hora de pensar en hundirse en el mar, en el mar adentro, como Alfonsina Storni, las sirenas varadas y los exploradores que no llegaron a la Antártida, piénsalo, llevar de banda sonora una canción que te guste digo yo que debe ser importante, ya lo hablaremos, y no sé si hoy te duele la espalda, ayer te quejabas del cuello, esa espalda tuya que se pliega como un signo de interrogación y que yo me empeño en estirar para que exclame a la vida, hay que joderse, que es tu dolor el mío aunque no lo sepas, y es tu voz la que me consuela en estos días grises de lluvia, y en los días de sol radiante la que me inspira a reir, que mira que yo no lo sabía, cómo lo iba a saber, cómo iba a saber que tu voz contenía todas las palabras, que tus palabras iban a convertirte en mi mejor traducción, que tu silencio iba a ser el túnel de lavado de mi carrocería y el lustre me lo dan tus ojos, tus ojos de sucio cielo ay cielo, que ya lo sabes, aun cuando nos empeñemos en quitarle importancia y en decir, que no sé cariño, que no sé, ya lo sabes...
blood runs through our veins
Imagen: PRIMER MAESTRO DE PEDRET. San Quirce de Pedret. Pintura del ábside. S. XII.