por no pegarme un tiro en la boca
Y hasta escribir
se ha vuelto a veces
un tiro en la boca
Antonio Orihuela
Me besas, me desnudas siento frío esta noche
despiertas a gritos a la diosa de la nieve
que gobierna tus dominios.
Abro los ojos con la escarcha primera
la piel marcada de pliegues de ausencia y labios sin fin.
Has vuelto a escabullirte entre los mapas
Si quisiera buscarte
debería empezar por el gran desierto azul.
Retomamos una vez más
el juego de las distancias
y el comodín se disfraza
de impecable témpano de hielo.
Un día
y otro
y otro
Noches sin mantas, sin fuego, sin luz
Ha de ser así, cariño mío
algo de calor derretiría los polos
provocaría la hecatombe final, el desastre.
Perdona si ya no sigo hablando:
tengo que salir de aquí
antes de que se congelen las paredes.
Imagen: W. TURNER. Tormenta de nieve. 1842