21 septiembre 2006

Mañana de otoño

Me gustan las mañanas. El tibio despertar. Más aún si los viejos fantasmas no han deambulado por el pasillo con su descaro insultante. Pero me gustan las mañanas. El olor al café recién hecho impregnando las paredes, las tostadas chorreando miel en mis manos. Abrir las ventanas, y dejar que el viento golpee (en esta ciudad el viento no acaricia) mi cara y termine de despejarme. Y descubrir que todo sigue en pie, que el mundo sigue rodando, los mismos vecinos, la misma calle de ayer. Me gusta respirar el aire limpio, aunque tenga que recorrer kilómetros para conseguirlo. Y ver el horizonte. Y el cielo dibujando sus nubes, como otra madre más preparando el desayuno. Me gusta el silencio, es de las sensaciones que más me gustan, escuchar el silencio; el silencio, y el canto de los pájaros, que también se despiertan; el silencio, profundo y vibrátil, que atesora misterios... Aunque no me gustan los muros silenciosos que a veces se levantan entre nosotros, los humanos. Entonces gritamos, y nos dejamos la voz...

Me gusta sentir pasar el tiempo. Ralentizar su paso. Como un trocito de futuro arrancado al árbol de la vida. Disfrutar de ese devenir, de esa quietud. Y sentir el privilegio, por unas horas, de no tenerme que afanar con ese trajín de idas y venidas por la ciudad, por los mercados, por las oficinas y por las escuelas, que llamamos vivir.

Me gusta el olor a la tierra mojada. Y más aún, los lugares donde siempre huele, o solía oler siempre, a tierra mojada. Ese olor que promete frutos, que susurra alientos de esperanza, de semillas germinando en lo profundo creciendo hacia la luz. Y prepara mi sueño de ver brotar los chitos en primavera.

Y ahora, que todo se repliega, que el otoño nos recoge y nos deshoja para pasar el frío, me gustan las tardes que nos regala. Y sus rojas puestas de sol. Y esta oscuridad creciente, que invita a volver a casa, al dulce calor y a los tiernos abrazos. Y que nos regala unos minutos más de sueño al amanecer.

Me gusta despertar... disfrutar de estas sensaciones de estación recién estrenada
y empezar mi nuevo día

19 comentarios:

Francisco Ortiz dijo...

Hermoso texto. Si es un manifiesto, me apunto como uno de los abajo firmantes. Esas sensaciones, ese despertar, ojalá sean cotidianos y estén llenos de vitalidad. Y nos duren.

Artic dijo...

Has logrado que por momentos volviera a esa vida anhelada, a los instantes místicos y de paz que algún día fueron y que volverán a la humanidad. También comparto el gusto por esas sensaciones.

Alberto dijo...

Maravilloso texto amiga Paula!!! Gracias por plasmar en palabras todos esos sentimientos, a mí también me encanta el olor que deja la lluvia en la tierra, debería ser una de las maravillas del mundo.

pies diminutos dijo...

Me gusta todo lo que a ti te gusta, Paula, y me gusta mucho como lo plasmas en palabras y oraciones. Ha sido un verdadero relax leerte. Era como si estuvieran diciendomelo al oído.

El detective amaestrado dijo...

Me recuerda una frase preciosa del poeta chileno Nicanor Parra:"soy un árbol que pide a gritos se le cubra de hojas"

Javier López Clemente dijo...

¿Te despiertan los pájaros?
Yo me he despertado a medio día, cuando la luz siempre es excesiva.
Otras veces despierto de noche, noche cerrada, noche de lobos, noche de obreros esperando en las esquinas, las mismas esquinas en las que amaneceran bancos, cajas e hipotecas.
Mis despertares varían con mi calendario laboral y a eso nunca me he acostumbrado.
Hoy es día 21 y, como me dijo un maestro de la EGB, empieza el otoño.

Anónimo dijo...

Es que no creo que haya un olor más necesario (genera necesidad, de sentirlo, por lo tanto resulta necesario) que el de la tierra mojada.

De hecho, ahora mismo llueve en Madrid y en unos minutos saldré a correr. Y de algún modo, eso de correr bajo la lluvia genera necesidad al tiempo.

Anónimo dijo...

paula me has emocionado con tus palabras...gracias por estar ahí!

Paula dijo...

Francisco, hay que intentarlo, intentar que esto sea lo cotidiano. Y no olvidarnos de lo que nos gusta. ¡y mira que cuesta!!

Hugo, los instantes de paz no se fueron, están ahí, dentro, esperando que los sintamos, que les abramos la puerta...

El olor a la tierra mojada, Alberto, que maravilla, si, un tesoro, un regalazo, lo que es capaz de despertar ese aroma...

Pies diminutos, qué sorpresas tiene la vida... Hace unos días ni nos conocíamos, y hoy mismo compartimos ya varios momentos bonitos. Da gusto así ¿no te parece?

Bella frase, detective, bella frase. "soy un árbol que pide a gritos que se le cubra de hojas"

Hola Javier. Y sí, me despiertan los pájaros. Vivo en una casa con unas vistas horrorosas, pero con la gran suerte de ser tremendamente silenciosa. Y la gran ventaja es que se oyen los pájaros al amanecer. El trabajo a turnos es agotador, no me extraña que no te acostumbres...

Alex, es cierto, el olor a tierra mojada es necesario. No había caído en la cuenta. Bienvenido, me alegra tenerte por aquí.

Maite, qué bueno, emocionarnos juntas, y reir, y llorar, y alegrarnos de haber conectado...

Da gusto llegar a casa después de trabajar y encontraros por aquí. Esto le levanta el ánimo a cualquiera.
Gracias a todos por la visita y por los comentarios.

Breo Tosar dijo...

Buenísima entrada. Los aires que aquí dibujas me inspiran a Quique González y su canción "La ciudad del viento." Si un día la escuchas, ya me dirás qué te parece. Un abrazo desde la ciudad el viento,
Breo

OjO x OjO dijo...

Me ha gustado este comienzo del OTOÑO, aderezado con tus palabras y las agradables sensaciones que producen.
gracias por ello

Le Mosquito dijo...

¿Durmiendo a mares...? ¡Es fantástico dormir así, intentaré hacerlo esta noche.
Si tú te has emocionado con algunas de las fotografías y palabras de mi cuaderno, te juro que a mi se me ha puesto la piel de gallina al ver el título de tu blog. Así ha sido porque es bello, que ya es mucho; pero, también, porque ayer mismo, mirando a mi mosquita, recordé esta canción que aquí te dejo. Está escrita por Alberto Pérez, y publicada en un antiguo álbum de Krahe, Sabina y él mismo:

"Igual que en televisión interrumpen la emisión
para anunciar un brebaje o un masaje,
interrumpo mi canción y coloco aquí un mensaje.
Nos ocupamos del mar
y tenemos dividida la tarea,
ella cuida de las olas
yo vigilo la marea.
Es cansado, por eso, al llegar la noche
ella descansa a mi lado,
mis ojos, en su costado.
No habrá parecido mal, ya que no fue comercial,
y es cosa que se agradece, me parece,
en este mundo infernal
do quien no compra, perece.
También cuidamos la tierra
y también, con el trabajo dividido,
yo, troncos, frutos y flores
ella riega lo escondido.
Es cansado, por eso al llegar la noche
ella descansa a mi lado
mis manos en su costado.
Raro es que la verdad, mediante publicidad,
alguna vez se habrá paso,
por si acaso, ahora es la oportunidad
cuando el público hace caso.
Todas las cosas tratamos,
cada uno según es nuestro talante.
Yo, lo que tiene importancia;
ella, todo lo importante.
Es cansado, por eso, al llegar la noche
ella descansa a mi lado
y mi voz, en su costado."

Gracias, Paula, por tanta y tan generosa agua y gracias, también, por el enlace a Le Mosquito, que será correspondido ¡en cuanto tenga un ratico más!
Abrazos.

Paula dijo...

Hola Breo, no conozco la canción, en cuanto pueda la busco, la escucho y te digo lo que me parece. Gracias por la visita

Ojo por ojo, el otoño ya está aquí, es una realidad. Ahora sólo nos queda disfrutarlo. A mí, personalmente, es una estación que me encanta. Gracias por venir...

Le mosquito, bienvenido, y la canción me parece una auténtica maravilla. Tu visita también. la vida está llena de coincidencias, de enlaces invisibles. De veras que las fotos que haces, con esa visión personal me parecen más que dignas de mención. En fin, las alegrías del internet... Nos seguimos viendo

Anónimo dijo...

A mi me gustan... ¡post como este! Genial, Paula. Por cierto, a mí también me encanta el silencio, creo que es una de las cosas que más echo de menos diariamente. Sobre todo después de escuchar tantas tonterías.

Anónimo dijo...

hasta ahora solo encontraba la tranquilidad con el sol abrasador del verano, y estaba odiando el comienzo del otoño... oigo como esta lloviendo y lo estoy disfrutando... gracias..

Jesús Beades dijo...

Un aroma imprevisto puede poner a un hombre frente a su propia vida, como si fuera un rostro que interroga, que le conmina a contestar.

Paula dijo...

Danidevito, si no fuera por el silencio, hay palabras que nos volverían locos ¿verdad?...

Dopel-dobel, bienvenida. Lo cierto es que lo bueno es disfrutar de lo que nos toca vivir, aprenderlo nos libera de muchas esperas. Gracias por tu visita.

Jesús Beades, bienvenido a ti también. Bellas palabras las tuyas, ojalá haya más. Gracias por visitarme

Motarile dijo...

Es genial que veas tanta poesia en tu dia dia.
El mio enlaza el sonido del despertador, con el bibe de Joan, con la ducha,con el coche, con la SER, con ... joder! ya estoy trabajando.

Abrazos

Paula dijo...

Hola José Manuel

Dudo mucho que haya algo que inspire más poesía que un bebé al que haya que alimentar... Pero las prisas son tan traicioneras.

Gracias por la visita, un placer tenerte por aquí