01 abril 2007

Pared de piedra

- ¿Quieres pasar?
- La verdad es que no, no sabría dónde ponerme...
- Puedes coger un taburete y sentarte, estarás más cómodo
- No sé qué haría yo sin ti...

Tal cual. Y el chico de la cazadora de cuero negra que llegaba tarde, se cogió el taburete, se pegó a mi sombra, y escuchó conmigo el concierto de jazz, en el final del pasillo de piedra y arco del sótano de La campana de los perdidos. A veces se acercaba tanto que su brazo se encajaba en mi costado. Y entre tema y tema, el ácido limón de las Coronitas y su voz en el oído, transcurrió un concierto suave e íntimo que no nos decepcionó. A ratos intentábamos ensanchar el pasillo empujándolo con la planta de los pies, y nos mirábamos y reíamos. “Tardaríamos años, aunque podríamos intentarlo...”, me decía, y mientras retumbaba el bajo (qué bueno era el bajista, por dios) en mis entrañas me imaginaba allí, empujando la pared durante años con ese desconocido de sonrisa amplia, escuchando su voz en mi oído y sintiendo su brazo encajado en mis costillas, y os juro que durante un instante hubiera apostado por ello y me sentí una mujer feliz. Apoyé mi cabeza en la pared. Fuera de allí el mundo seguía girando loco. Pero esa pared de piedra me protegía y me aislaba, y en ese espacio, y en ese tiempo, todo estaba empezando a sonar muy bien. Me fascinaba la sensación fuerte y cálida en mi pelo. Al cabo caí en la cuenta de que las paredes de piedra no son mullidas. Miré al chico de los brillantes ojos azules y la cazadora de cuero, que había cambiado de posición y se acercaba aún más “No te cortes, me encanta que te apoyes en mí.” Y su brazo volvió a encajar en mi costado.

Seguía sonando la música cuando terminó el concierto.




Aún sigue sonando


Imagen: Pared de piedra de quién sabe dónde...

33 comentarios:

Manuela Fernández dijo...

Pero no nos dejes así ¡¡¡¡¡ No vale callarse en lo mejor ¡¡¡¡¡

maite dijo...

que bonitooooo!!!!

Anónimo dijo...

Una maravilla!!!
La pared la mayoría de las veces connota encierro, pero ya tenemos el ejemplo de tus letras que esta vez la pared fue un agradable medio de contención.

Besosss!

BETTINA dijo...

Y que pasó luego!!!!! Teléfono, café, cubatas.... Qué, por Dios!!!

Javier dijo...

La musica es magia, es alquimia, Paula, lo transforma todo.

Anónimo dijo...

Precioso relato. Enhorabuena por tus lineas, me han encantado.
un abrazo.

Letra dijo...

Aunque tarden años, inténtenlo!!!!

desconvencida dijo...

Y que siga sonando la música por mucho tiempo, Paula...

Tu texto derrocha optimismo :). Un abrazo

Mercedes dijo...

creo que la vida esta llena de momentos magicos, a veces no los retenemos en nuestra memoria, pero en nosotros casi todo es magico.

Anónimo dijo...

¡Fantástico! Por ambas cosas: lo bien escrito que está ésto y la historia en sí.
¡Música mullidita, qué gozada!

Besos, reina.

NoSurrender dijo...

qué historia más bonita. Yo quiero conocer a alguien así; moviendo paredes con los ojos a ritmo de jazz :)

Elías dijo...

El comienzo fue la música, y el momento: tu cuerpo y entre las rápidas notas de su concierto, la eterna impaciencia de sus caricias, sus besos...

(Estoy seguro que el final es mucho mejor).
Un besazo! y enhorabuena
;)

Fernando dijo...

Será que en la campana de los perdidos se esconden los que todavía piensan que las paredes pueden sentirte...o la mukkida eras tú...hermosa noche de jazz..besos

Arcángel Mirón dijo...

Ah, pero resulta que a veces las paredes de piedra sí son mullidas... :)

¿Y qué pasó? ¿La música siguió sonando?

Mariano Zurdo dijo...

Preciosos instantes insuperablemente narrados. Me he sorprendido empujando con mis pies un pasillo invisible pero igual de rígido.
Espero que la música siga sonando y que tu pelo encuentre la calidez bien apoyadito.

aPerfectCrime dijo...

la musica es la cura para el ALMA
:
:
que siga sonando
:
:
me voy con una sonrisa, dibujada por tus palabras
:
:
dejo saludos.

Alyxandria Faderland dijo...

Me parece que has hecho un excelente tapiz, tan bueno como el que has hecho en la historia de Isabel....

nomesploraria dijo...

No hay seducción mejor que un roce, que un susurro. Gustarse casi sin hablar apenas mirándose de reojo.
Que envidia. (no ser él, claro)

Anónimo dijo...

Y seguirá sonando mucho tiempo. ¿Has mirado si el brazo está todavía encajado en tu costado?.
Besos.

El detective amaestrado dijo...

Hasta aquí llegó la música, leyendo tus palabras...

Anónimo dijo...

Que bien suena ese jazz en compañía de un desconocido, y entre mullidas paredesque suerte moza!
Y ya, si sigue sonando.......

Danelí dijo...

Pues no permitas que la música deje de sonar =)



Besitos y abrazos sonoros.
=****

Florecita dijo...

Con la música por dentro... me encanta beberme las palabras con música y poder bailarlas...

Tu felicidad me hace recordar la felicidad de cada uno... abrazote!

Anónimo dijo...

Entonces… ¿eras tú?

Siento lo del costado, pero el pasillo era muy angosto y la gente no se movía con tal de no perderse ni una nota de esa música que hacia suave el sabor de las coronitas y convertía el humo del tabaco en anaqueles.

Si; era muy bueno el bajista y demasiado pertinaz la incomoda pared de piedra pero, a cambio de eso, la palabra distancia se había quedado en la calle y la sensación de que tu eras parte de la noche me hacia desear que el concierto no terminara para no tener que buscar la dueña de ningún zapato de cristal olvidado.

La música siempre suena pero las paredes no entienden de jazz.

Un beso.

Anónimo dijo...

El concierto nunca se termina.....

Paula dijo...

Manly... hasta aquí puedo leer...

Maite, y que lo digas, guapa

Artemís, y un gran apoyo

Bettina... lee el comentario de Manly

Javier, tienes razón. Con otra música, seguramente, todo habría sido distinto. Me alegra que hayas vuelto

Itoitz, y yo encantada de que te guste...

Letras de mujer, jajajajajaaja (gracias por tus palabras...)

Desconvencida, eso creo que es lo más importante de todo, que la música siguió sonando

María, desde luego que sí. Este fue un momento mágico, te lo aseguro...

Luisa, no hay nada, así sin esperarlo, como la música mullida... Otro beso para ti

Nosurrender, pues ya sabes, si lo pides con la suficiente fuerza, todo se confabulará... el universo nos hace guiños, nos dice que está ahí. Es cuestión de verlo, tan simple, y tan complicado como eso. Un abrazo

Elías, no te precipites, hombre... Los buenos guisos se hacen a fuego lento lento (dicen)

Fernando, da igual... ¿no te parece? Te dejo un abrazo

Paula dijo...

Arcángel... la música siguió sonando. Un beso

Mariano, lo que tienen los pasillos, además de posibilidades, suelen ser corrientes de aire. (Y me acatarré un poco, jo...)

AperfectCrime, me gusta hacerte sonreir. Y mucho

Lady Zurikat, me encanta el personaje que está perfilando Isabel Romana. Mucho. En cuanto tenga un rato me paso a leer la historia. Un besazo

Nomesploraria, eso es. Sentir de repente, la certeza de la seducción. Un gran regalo, sin ninguna duda. Un abrazo, y gracias por tus palabras.

Gregorio... voy a mirar...

Detective, pues es una música mágica. Busca un pasillo y déjate llevar...

Lamima, sorpresas que nos da la vida...

Danelí, que suene mientras suene, no importa el tiempo, importa la magia, y la intensidad...

Florecita... dísfrutalo, y disfrútalo mucho, guapa

Javier, no pidas disculpas. Lo del costado fue lo mejor. Y no te entretengas, cenicienta te está esperando... Un beso

Hôichi, hmm, sí, hay muchos conciertos que terminan, y dejan lugar a otros que empiezan. quizá el concierto eterno sea el de la música de las esferas en el que todos estamos sumergidos... Un beso

CHAMAN dijo...

que placer, como acunan tus letras

Isa Segura B. dijo...

Quizá la pared quiso ceder su sitio... por amor al arte, para que todo encajara.
Arpegios de letras con brillo.
Saludos.

Andrés dijo...

He regresado.
He dicho:

Me encanta... me encanta como convertís un pequeño gran mnomento en algo delicioso...
Te dije mil veces que me encanta como escribís... pero hoy estas por encima...

Te beso.

Javier López Clemente dijo...

La única vez que he estado en La Campana de los Perdidos fue para ver un concierto de jazz. En realiadad me había invitado Enrique, era su debut al bajo.
Siempre le dije que el bajo no era su instrumento, él necesitaba algo más, más, más, él no tenía pintas de tocar el bajo.

Salu2 Córneos.

PD. Supongo que debería ir a La Campana aunque sólo fuera para evitar que la cerrasen.

Paula dijo...

Chaman, bienvenido, un placer tenerte por aquí

Isa, quizá quizá... quién sabe. Un beso

Andy, ya me contarás que tal te fue el viaje... Un besazo

Javier, pues sí, yo también debería ir más a La Campana, a mí me sobran motivos...

Un abrazo

Le Mosquito dijo...

Querida Paula:
Alguien te espera en mi blog. Por otra parte, creo que a mi me esperan en este tuyo un montón de entradas que tengo por leer.
Besazos.